sábado, 28 de junio de 2014

AYER

Dejé corazones en el camino porque nunca quisieron compartir su tiempo conmigo. Viajé a alcobas donde el placer solo era fingido. Bebí de pasiones que cuando besaban me hacían llorar de emoción. Lloré ante unos ojos que me hicieron llorar no con lágrimas sino con soledad. Visité amores de saldo en escaparates que no mostraban pudor. Me enamoré de mujeres que no querían mi amor, pero yo se lo regalé junto con mi total devoción. Perdí besos porque el destino no me quiso besar, pero no me importaba porque yo si lo quería besar. Regalé sonrisas sinceras a quien las quiso mirar y me enamoré de amores que nunca supieron amar. Mantuve promesas que nunca llegué a romper, aunque las lágrimas impregnaran de tristeza todo mi ser. Morí de amor y resucité en los brazos de la perdición y viví en corazones que no tenían corazón. Me emocioné con palabras tejidas con seda hasta que las mentiras lamieron mi espera. Luché en lechos hechos de flores y en ellos fui vencido por tristes amores. Confié en personas que me regalaron su ferviente amistad, hasta que encontraron en el tiempo otros corazones a los que deber su lealtad. Amé hasta la extrema locura, nunca hice caso a mi dulce cordura porque si has de amar sobran los motivos, sobran las razones, sobra la ropa y las tentaciones. No me arrepiento del pasado, ni de los momentos vividos, ni de los besos nunca dados que aún hoy se pasean por mis labios, pero cuando sueño mis sueños lloran momentos que nunca vivieron, placeres que nunca tuvieron, mujeres a las que nunca amaron.

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