miércoles, 18 de junio de 2014

Te amo en la distancia, te amo en el tiempo. Te amo en la ausencia que me regala el paso de los días. Te amo, sin quejas ni reproches. Te amo sin saber a que saben tus labios. Te amo sin las notas de tu voz jugando en mi memoria. Te amo porque he de amarte. Me lo dice mi corazón cada vez que me despierto y tu cuerpo descansa en las sábanas del tiempo, pero me susurra tu nombre; Irina, y todo la melancolía se torna fantasía. Me lo dice mi alma que habita en tus miradas, pero de vez en cuando escapa de tus ojos y visita mi esperanza. Y me lo dice, muy bajito, tu amor que habita en el norte frío, pero tiene un corazón cálido que late con el aliento de tus versos, y puedo sentir ese amor como mío, sin tocarlo, sin rozar el contorno de su cuerpo. Lo siento tan cerca de mí que su fuego casi quema mis anhelos. Por eso no hay distancia entre dos corazones que se besan cada día aunque no puedan tocarse, por eso no hay tiempo entre dos cuerpos que se acarician en las oscuras noches frías con el aliento de palabras que dibujan encuentros en los atrios de la espera. Por eso sé que eres mía allá donde el tiempo y la distancia te lleven, porque las alas que hacen volar mi fantasía siempre me llevarán al regazo donde viven todas tus caricias y todos tus abrazos. Todos esos besos que callados dormitan en tus labios.

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