Aún creo en Papá Noel, en la belleza inocente que destila una sonrisa, en los "te amo" que nunca terminan, en las mujeres que venden mentiras. Aún creo que un beso puede ganar una guerra, que una noche de amor no termina cuando llega el alba, que hay lágrimas tan puras que destilan la pena. Aún creo que la voluntad es más fuerte que el acero, que no todas las palabras conforman un credo, que hay corazones que se baten en duelo por amores eternos. Aún creo que en la tristeza se oculta el deseo, que en la traición se esconde el miedo, que las miradas perdidas escriben poemas incompletos. Aún creo que el sexo sin amor lo inventó un incrédulo, que en las guerras de celos siempre sale herido el amor, que la razón está sobre valorada. Aún creo que el paraíso se encuentra entre unas piernas largas y cálidas, que la amistad es la más noble de las virtudes, que el amor es el mayor de los regalos. Aún conservo la inocencia de mi infancia a pesar de los múltiples atentados, casi mortales, que ha sufrido a lo largo de la vida, aún miro al cielo y mi mente se pone a soñar. Aún creo que el corazón se puede tocar, que la música alimenta el alma y la poesía calienta el espíritu, que las palabras hieren más que la espada más afilada. Aún creo que el silencio esconde los sonidos del alma, que quién calla no siempre otorga, que los gritos acallan la razón, que quién de verdad te quiere luchará hasta la muerte por conservar tu corazón. Aún creo en los cuentos de hadas, en las caricias que curan el alma, en la miradas que desnudan anhelos prohibidos. Aún cierro los ojos y puedo ver su sonrisa perenne, el vaivén de su culito perfecto, sentir el olor de su sexo húmedo y el perfume de su piel caliente. Aún creo en los finales felices, en el sexo sin boda, en el "y comieron perdices". Aún me despierto con el sabor de sus besos, con el roce tibio de su pelo moreno, con el esplendor de su cuerpo desnudo descansando a mi lado. Aún conservo su risa, el furor de su genio terrible, el cariño que alimentó mis días. Aún creo que existen dragones que escupen fuego por sus fauces letales, que hay caballeros dispuestos a morir por defender la verdad, que hay doncellas en apuros a las que es imposible salvar. Aún vigilo su sueño en la distancia de una ausencia perpetua, aún pronuncio su nombre sin que nadie me oiga, aún beso sus fotos en los pasillos de un paraíso perdido. Aún creo que la felicidad es posible, que el odio es algo terrible, que el olvido destruye los sueños. Aún creo en el amor verdadero, en la sinceridad de un "te quiero", en la amistad que desafía al tiempo. Aún la amo por encima de todo, aún me duele la vida sin ella, aún paseo el calvario de su traición por los salones de mi pena, pero ¡Díos, cuanto la amo!. Aún creo en Papá Noel.
De un genio para su ama
"Que los placeres del mundo nunca te hagan olvidar que soy yo quien, ayer, hoy y mañana, por siempre jamás, te ama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario