miércoles, 23 de julio de 2014

ADMIRACIÓN

La miré, un susurro recostado en el silencio, un cuerpo desnudo dibujando con sus curvas la belleza de lo eterno. Mis ojos recorrieron el tiempo cobijado en su piel, un sudario de deseos tintando el rubor de mis pupilas. Que hermosa y que distante. Un deseo que se hace placer cuando las notas del tiempo se convierten en gemidos pausados y en suspiros blasfemos. Contemplé el esplendor que manaba de cada uno de sus gestos, un muestrario de belleza que casi se podía paladear con los ojos. Nunca encontré nada más hermoso que las curvas de su cuerpo jugando con los deseos prohibidos. Sus labios ofrecían sonrisas tan cálidas que el mundo parecía un lugar más hospitalario, un lugar donde los sueños querían vivir y las promesas se podían cumplir. He visto mujeres hechas de puro deseo, mujeres que besaban y el corazón palpitaba poesía, mujeres que acarician la vida con manos que visten anhelos. Hay tantas mujeres como estrellas en el cielo, pero ninguna brilla tanto en el firmamento como tú. Eres el sol que ilumina el cielo donde vive mi admiración perpetua, la luna que reina en las noches hechas con versos y melancolía, con besos tímidos y miradas furtivas. La belleza nace en ti y vive en tus pasos, en el vaivén pausado de tus nalgas que dibujan caminos donde solo pueden llegar los elegidos, donde el placer se hace fantasía, y los besos saben a pecados y condenas, a promesas esculpidas con sexo infinito. La miré y supe que mis miradas le pertenecerían para siempre, que mi deseo viviría eternamente en ella, y que el tiempo sería un plácido paseo por sus días, por un amor que vive en lo más hondo de mi corazón y rinde eterna devoción a todos sus encantos. A una mujer que nace en los cuentos y vive en la poesía, a una mujer que pinta quimeras con besos hechos de cielo, a una mujer que despierta los más preciosos anhelos. Y me quedé a vivir en sus labios, a soñar en el cielo color caramelo de sus ojos, a perfumar mi vida con la esencia que mana de su cuerpo y endulza mi vida. Porqué habrá muchas mujeres pero ninguna como ella. Porque habrá muchos amores pero yo quiero vivir en el suyo.

Desde que te conocí solo vivo en ti, solo amo por ti y siento por ti. Desde que te conocí el amor tiene aroma, color y sabor. Desde que te conocí la felicidad pasea su belleza por los salones de un corazón que te ama y no pide más. 

A mi princesa del este que vive en mí como el más hermoso sueño del que nunca podré despertar.

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