Estoy cansado de soñar, de soñar contigo. Todas las noches visitas mis sueños y yo no te quiero en ellos. Cada noche la paso contigo y yo quiero estar solo. Cierro los ojos y te veo aunque despierto no me acuerdo de ti. Duermo y el fantasma que habita tu recuerdo me regala caricias que perdí en el tiempo. No sé como explicar a mi mente que no te quiero, que prefiero el silencio de tu ausencia a la falsa dulzura de tus besos. Estoy cansado de que te metas en mis sueños sin permiso, de que entres en mi corazón cuando no estoy, de que usurpes mi memoria y cambies mis pensamientos cuando sabes que ya no te necesito. Mi corazón habla de ti cuando yo estoy ausente, lo sé, y sabe que lo tiene prohibido, pero vive anclado en un amor que todos mis demás órganos saben que solo es un producto de la necesidad, y están comenzando a hacerle el vacío, y mi corazón, solo, se moriría de pena. Mi cerebro cansado de mujeres de saldo que solo buscan sexo deprisa, se ha planteado una revolución que afecta a mi miembro, y en una reunión de urgencia han decidido no enviarle ni una gota más de sangre, hasta que no se relaje y piense en mujeres que no hagan sufrir a un metabolismo maltrecho por orgasmos que fingen su gracia y por gemidos que no saben a nada. Mi alma se ha rebelado e intenta dar un golpe de estado que te aleje para siempre de un cuerpo y una mente que nunca has respetado, y mi corazón se ha quedado solo luchando por un amor que nadie en este cuerpo quiere a su lado. Una batalla de anhelos donde todos luchan por recuperar una felicidad que huyó gritando de espanto cuando tus actos nos empujaron al abismo que dibuja el más cruel ostracismo. Tienes prohibido, por siempre, visitar de nuevo mi corazón, de día o de noche, despierto o durmiendo, porque mi cuerpo y mi mente te quieren lejos de mí, tan lejos que no puedas visitarme ni en sueños, tan lejos que mi corazón ya no se acuerde de ti.
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