viernes, 11 de julio de 2014

MENTIRAS

La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez que lo hagas, la culpa será mía.

He vivido entre mentiras tanto tiempo que aprendí a llorar sin lágrimas, a vivir la tristeza de los momentos con una sonrisa en mis labios, a amar el silencio que encubre la falta de sinceridad. He viajado por corazones tan negros que la oscuridad se podía tocar, y he besado a cientos de sueños que por mentir nunca decían la verdad. Soñé con amores tan falsos que cuando vivías en ellos sentías la tristeza correr por las habitaciones del desamparo, y una vez amé a alguien que me regaló la falsedad de su descaro. Una vez abracé el cinismo y sabía a tristeza y melancolía, y por más que intenté amarlo no podía vivir sin un pedazo de alegría. He llorado, no porque no me hayan amado, he llorado porque en la soledad del tiempo ahora sé que siempre me han engañado. He conocido mujeres que regalaban vidas hechas con "mentiras piadosas", que cuando las tocabas se convertían en hermosas princesas, y otras cuyas mentiras las hacían vivir encadenadas a vidas sin gracia. He paseado por mentiras tan bellas que nunca quise escapar de ellas; lo que no sabía mi corazón es que la belleza no da nunca el amor. He vivido de prestado en vidas que nunca fueron mías, he alquilado pasiones hechas de nada, he pagado por sueños tan pobres que vendían sus encantos por sonrisas sinceras. Me he dejado engañar por la falsa bondad, y he convivido con amores que se fueron y jamás me volvieron a llamar. He amado con tanta pasión que sacrifiqué mi corazón en el altar de la falsa ingenuidad, y mataron mi amor solo por vanidad. He llorado días enteros sin que nadie me pudiese consolar, y he sonreído ante mujeres que solo me querían besar, con almas tan hermosas que me quedé a vivir junto a ellas y ya nada me volvió a importar. He perseguido mis sueños por vidas que no merecían vivir, pero viví en ellas tanto tiempo que me acostumbré a sufrir, que enterré mis sentimientos tan hondo en mi ser que ya nunca me importó que no me supiesen querer. He fingido la felicidad cuando solo quería llorar, y me han herido con palabras que mi amor nunca debió escuchar. He contemplado como, poco a poco, se moría la pasión y como la mujer que amaba le clavaba los clavos al ataúd de la incomprensión. He vivido tantas mentiras que llegué a despreciar la verdad, hasta que un día me cansé de fingir, y me marché a otras vidas donde el amor me dejase vivir, donde no haya corazones que tan solo sepan mentir.

Y la culpa ha sido mía.

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