domingo, 27 de julio de 2014

MUJER FATAL

Las lágrimas recorrían sus mejillas, riachuelos cristalinos de tristeza horadando las promesas de una era moribunda. Recostó su cabeza en la almohada mientras el tiempo se deslizaba entre las hebras de la necesidad. Se sentía sola; ella que había seducido a tantos hombres había sido seducida por la edad, y el paso de los años habían dejado la impronta de un amante al que nadie puede seducir. Su cuerpo aún era un estanque de aguas tranquilas, donde poder saciar los deseos, y escribir con orgasmos poemas hechos de suspiros eternos. La belleza es un don efímero que ahoga corazones sin importar la edad, pero cuando se marchita solo hay un corazón que se muere de olvido. No hay mayor tristeza en el mundo que el declive de una mujer fatal, cuando el tiempo desahucia su belleza y solo quedan rescoldos de un deseo que se asfixia en los senderos que dibujan sus arrugas. Lloraba por todos los amantes que se fueron, por los amores que solo se quedaron a dormir pero no quisieron vivir en su cálida belleza, por los orgasmos que lamían sus noches pero nunca compartían sus días. Vivió de sus encantos, alimentó al mundo con ellos, rompió corazones con cada una de sus miradas, y cercenó ilusiones con la impunidad que le otorgaba su atractivo. Ahora en la soledad de su alcoba, solo las lágrimas le hacían compañía, una cama vacía y un corazón solitario, es lo único que le quedaba en la vida.


HAY BESOS QUE CURAN
MIRADAS QUE MATAN,
CARICIAS QUE VIVEN,
POR SIEMPRE, EN EL ALMA.
HAY SUEÑOS QUE MUEREN
PORQUE NADIE LOS PERSIGUE,
QUE HABITAN EL OLVIDO
HASTA EL FIN DE SUS DÍAS.

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