Yo siempre he creído en los superhéroes, y es que mi imaginación da para mucho, pero mucho, mucho. Y por ende he de creer también en los supervillanos. Siempre he creído en ellos como parte de una realidad que me gustaría que fuese cierta pero que sé, desgraciadamente, que no lo es. Aún así yo creía en ellos con una fe denodada. Deseaba con todas mis ganas que fuese cierto, ten cuidado con lo que deseas porque se puede cumplir. Y tanto creer en ellos al final he conocido una, una supervillana, como las de los comics de Marvel, como las mujeres en traje de licra que tanto me hacen soñar, y que muchas veces me quitan el sueño. Conocí una mujer capaz de grandes proezas: era capaz de reparar un corazón solo con su mirada, podía hacer desaparecer la tristeza del mundo con una sonrisa de sus labios, tenía el poder de hacer soñar con solo el contacto de sus manos, una superheroina moderna con preciosos poderes al servicio del bien. No sé el proceso que sigue una superheroina para convertirse en supervillana, supongo que se cansará de hacer el bien y de servir a los buenos propósitos, hacer lo correcto de forma constante es aburrido, o quizás un trauma de su niñez que con el paso del tiempo sale a la superficie de una vida infeliz y hace que un corazón puro se convierta en un lupanar de sentimientos maltrechos, no lo sé, y ahora no lo quiero saber porque vivo tan lejos de sus poderes como ella lo hace de mi corazón. Solo sé que un día me desperté y la vi destruyendo una vida hecha para servirla, un mundo construido con amores eternos donde pasear su tibia belleza, un paraíso donde la felicidad correteaba entre sonrisas eternas y caricias sinceras. Cambió sus hermosos poderes por un deseo enfermizo de hacer el mal, donde antes curaba con solo mirar ahora producía heridas que nadie podía sanar, donde sus labios regalaban felicidad ahora solo escupían tristeza, donde reparaba corazones rotos ahora los destruía por doquier, sin importar de quienes fuesen y por quien gritasen. No sé si alguien, en algún momento y en algún lugar podrá destruir tanta maldad, yo no pude o no quise luchar, no lo sé. Ya no lucho en batallas perdidas en las que nada tengo que ganar, ¿para qué?, ¿para recuperar un corazón que no merece vivir?, ¿para salvar un alma que debería arder en el averno por sus crímenes contra el amor verdadero?. Huí no por miedo, huí porque nada tenía que salvar, porque alguien en alguna batalla futura acabará el trabajo que yo no supe o no quise terminar.
A la mujer que alimentó mis días y perfumó mis noches. A la mujer que quiso regalarme la muerte pero solo me produjo tristeza. A la mujer que decía ser mi amiga inmortal, y una mañana se fue, sin más. A la mujer que me dejó sin corazón y lo arrojó al abismo de la desesperación. A la mujer que le di mi amor y nunca supo como usarlo. A la mujer que olvido que su olvido me haría llorar, que nunca más la volvería a besar. A la mujer que fue capaz de destruir lo indestructible, mi amistad.
Ahora creo más que nunca en las superheroinas porque sé, con certeza, que existen las supervillanas. Yo luché contra una y perdí mis sueños.
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