No me preguntes porque lloro cuando lo hago por ti. Lloro porque estás lejos y cuando mi corazón te busca no te encuentra. Lloro porque perdí tus besos en labios públicos que besaban a cualquiera, y no pensaste que los míos eran tuyos y que solo besaban por ti. Lloro porque el tiempo que todo lo cura no consigue que cicatrice la herida de tu ausencia. Lloro porque de amor también se muere, pero cuando no muero mis sentimientos agonizan sin ti. Lloro porque mis lágrimas son un homenaje líquido a todos los momentos que una vez acariciaron mi alma y hoy yacen sin vida esparcidos por el mundo. Lloro porque tus palabras aniquilaron mi alegría sin compasión. Lloro porque la vida que tanto me dio, un día se puso a jugar, y me dejó sin nada. Lloro porque me apetece llorar, porque abrazado a mi dulce soledad solo me queda soñar. Lloro porque creía en tu belleza interior y una tarde de invierno el frío de tu corazón casi me hiela la vida. Lloro por los corazones solitarios que nunca conocieron el amor, por las mujeres cuyas caderas esconden el fuego del deseo y nadie se quiere quemar en ellas. Lloro porque el pasado me visita a diario, y yo no le abro la puerta para que no me vea llorar, para que nunca sepa que no me has dejado de importar. Lloro por los orgasmos vencidos en camas que no eran mías. Lloro por las esposas de nadie que viven en el olvido de amores no correspondidos, que esconden en sus manos deseos prohibidos que nadie quiere probar, por sus labios hechos con los pecados de sueños que se mueren sin más.
No me preguntes porque lloro cuando lo hago por ti. Lloro porque sé que mi felicidad está tan lejos de ti que ya no puede visitar ni tus recuerdos. Lloro para que mi memoria sufra amnesia de tus besos y mi alma no tenga nunca más hambre de tu amor. Lloro por eso, y ahora déjame llorar solo y no me preguntes más, deja que mi amor se muera de soledad, deja que mi corazón viva en el infierno mientras tú cruzas el paraíso.
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