Buenos días Tristeza, de ti me he enamorado.
He caminado por el afilado filo de la desesperación. He bebido de placeres que nunca saciaron mi sed de amor. He luchado en batallas de sexo donde he perdido hasta mi corazón. Me enamoré de la tristeza, y en sus labios resecos dormí tanto tiempo que no quise la alegría de las promesas que me visitaban a diario. Cuando amas poco importan los defectos, las injurias, la ira que camina altiva por los corazones que se mueren de pena y nadie quiere salvarlos. He paseado por alcobas tan frías que ni los besos más cálidos lograron calentar mi alma. He mirado a los ojos de pasiones que morían hastiadas de mentiras. He abrazado sueños que no eran otra cosa que horribles pesadillas. Cuando amas el tiempo se hace instantes, la necesidad se hace apetito y la premura torna en dulce ternura. Hay amores varados en deseos tan oscuros que cuando lloran el día se hace noche y no hay lugar en el mundo donde hallar consuelo. He navegado por mares hechos de belleza infinita donde cada mirada era un velero que surcaba la dicha. He seducido a amores imposibles, y cuando yacía en sus brazos me dí cuenta que eran amores vacíos, sin alma ni corazón. Me enamoré de la Tristeza, no le pregunté la edad ni sus deseos, solo la abracé y mientras cerraba los ojos me perdí en cada uno de sus besos amargos. He llorado pena hecha de dulce melancolía. He paseado por hímenes que sabían a gloria pero nunca estaban satisfechos. He admirado mujeres tan hermosas que su sola mirada engendraba orgasmos, que cuando te tocaban ya nada mas importaba. Me enamoré de la Tristeza, me encontré en la cama de la alegría y rechacé sus favores solo por cobardía, tan solo por no engañar a un amor que siempre me mentía. Me enamoré de la Tristeza, viví en su pecho y en su esperpéntico lecho perdí mi virginidad. La amé como solo se ama una vez, y cuando, una vez, quise besarla me di cuenta que sus besos besaban al primero que la admiraba, y con toda la amargura que yacía en mi ser me marché para no perecer de angustia y locura. He soñado con corazones tan cálidos que con solo tocarlos los anhelos se morían de envidia. He flirteado con el deseo y cuando por fin conquisté su pasión me di cuenta que no albergaba ilusión. He bailado con miradas tan limpias que después de hacerles el amor comprendí que la felicidad no existe, solo el éxtasis de los momentos sublimes. Me enamore de la Tristeza, pero un día, tal como hoy, me di cuenta que su amor era fingido, que sus abrazos estaban hechos de fina amargura, y que sus caricias no destilaban frágil locura, y me marché para no regresar, para vagar por corazones hechos con los sueños que siempre quise besar, y mi tristeza, celosa, nunca me dejó tocar.
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