sábado, 5 de julio de 2014

PRINCESA (A TI QUE VIVES EN MÍ)

Yo andaba perdido y tú me enseñaste el camino, tus ojos me mostraron cual es mi destino. Amo todo lo que abarca tu nombre. Tus sonrisas que acarician cuando pasan, tus miradas que me saludan cuando vuelan entre un mar de sueños que llevan grabados tu rostro. Podría vivir toda una vida solo pensando en ti, solo cerrando los ojos e imaginando todo lo que eres para mí. He jugado a dados con la diosa fortuna y cuando creía que había perdido mi vida resulta que no es así, no había perdido mi vida, había ganado la tuya. Ahora vivo en tus días como si fuesen los míos, tu alegría se desborda en los instantes que compartimos como una marea de besos que no cesa, como un manantial de promesas que visten las horas y desnudan la espera. Te amo porque tienes el don de engendrar sueños con un solo toque de tus labios, con un movimiento de tus manos la tristeza torna en felicidad. Tienes el don de crear fantasía donde la vida llora desconsolada, de despertar sueños imposibles con las curvas de un cuerpo hecho de espuma de mar y viento el norte. Tienes la virtud de convertir la discordia en armonía, de transformar un mundo hecho con pena en un lugar donde habita la poesía. Tienes en tu corazón  todos los versos que nacen de mi alma y viven para siempre en las estancias de tu vida. Te miro y el olvido me abraza, te beso y no hay corazones rotos ni noches marchitas, te sueño y cuando despierto sonrío porque te puedo soñar, pero despierto sé que tu amor es mi realidad. Eres mi princesa, no la de boca de fresa de Rubén Darío, eres la princesa que habita en mi alma, que desnuda mi corazón y hace el amor con él. Eres la tormenta de besos que no cesa y cuando pasas mi cuerpo tirita saciado de sexo pero hambriento de ti. Eres el poema escrito en mi piel, la inspiración que habita en mis entrañas y alimenta mis sentidos. Eres todo lo que deseo y todo lo que necesito.

Y si no bastan mis palabras tus besos firman esta carta.

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